martes, 9 de octubre de 2012

Los abuelos junto a la Iglesia de POBLETE


          Cualquier pueblecito de La Mancha. 12 horas de la mañana. El calor asfixiante del verano. La plaza del pueblo. Junto a ella un árbol frondoso, enorme, con grandes ramas, abarcando media plaza, imponiendo su poder y esparciendo su sombra junto a la iglesia. Y a su cobijo, comentando las batallas del pasado, los goles del último Madrid-Barça, inclinando sus cuerpos hacia adelante para observar con detenimiento al contertulio del otro lado del banco, mientras se pasa la mano por la barba de un día para otro, mesando la sabiduría de acompañan sus explicaciones, codazos de complicidad indicando con el mango del cayado la silueta del forastero realizando unas instantáneas a su iglesia, con algo parecido a un teléfono, pero que no es una cámara de fotos,  la iglesia de su pueblo, la de POBLETE, mientras, se miran de soslayo buscando que alguno precipite inconscientemente una pequeña aclaración sobre el curioso suceso. 

          Son ellos, los abuelos del pueblo. Pequeño grupo de octogenarios, que se juntan todas la mañanas para interpretar la vida pasada y contemplar el paso de la actual, sin ni siquiera pensar en la que haya de venir. 
        
      Hombres, quizás de campo, quizás bodegueros o albañiles, hombres curtidos al sol, con mas estrecheces en sus buenos momentos que muchos de nosotros en esta terrible crisis que asola nuestras tierras, hombre rudos y fuertes en su juventud, pacientes y sabios en la senectud.

          A ellos dirigí mi atención en el día de hoy, al cruzar su población al mediodía y tras detener durante unos minutos mi vehículo para realizar una anotación en el ultimo pedido realizado. Al levantar la mirada, los vi, tan tranquilos, tan callados, mirándome con expresión de desconcierto, de incógnita, esperando que hiciese algo para poder comentar.

         Por ello, salí del automóvil aun en marcha y con el pretexto de imprimir la foto de la tarde, me detuve durante unos instantes a observarles con detenimiento, yo a ellos y ellos a mi, su mirada sin disimulo, concentrados en mis movimientos, yo  fingiendo no prestarles atención, pero al fin, lo mismo. Observandose dos generaciones el devenir de la vida, de lo nuevo, lo viejo, lo real.

            Iglesia de Santa María Magdalena

"Tras saludar a una excelente persona y jugadora asidua, os dejo con esta coqueta iglesia, abueletes incluidos, de un pequeño pueblo junto C.R. ..."
Texto añadido en Facebook

Por si alguien quiera mas información os dejo este estupendo enlace:
http://www.turismocastillalamancha.com/lugares/ciudad-real/poblete/


       Me hubiese encantado hacer corro con ellos, haber intentado entablar conversación, sé que habría sido fácil, y hubiesen sido de los minutos mejor aprovechados de la mañana,   pero nobleza obliga y mi deber se antepuso a mi pasión de conocer desde más cerca el mundo que gira a nuestro alrededor y que se nos escapa de las manos. Por ello, desde estas lineas, y con el mayor de los respetos, les rindo mi mas sentido homenaje y reconocimiento a nuestros abuelos, en la personificación de estos encantadores ancianos que bien podrían ser nuestros mismísimos antepasados.

             " Los abuelos de mi tierra"

"Los entrañables abuelos de nuestros pueblos"


        La vida. Después de darme un respiro, de permitirme una pausa reflexiva,  continué, y regrese al mundo que me da de comer a mi y a los míos y proseguí con mi frenética actividad para conseguir los objetivos que me marca la vida y que me impone la realidad.

         Cuando marche a comer, disfrute de mis meditaciones, de mi ensalada de pollo y de unos instantes de lectura de la prensa del día y de un nuevo libro que me había comprado una vez más. Menos mal que son libros. Al salir de mi trance me encontré con la grata sorpresa de saludar a María José  que había realizado el almuerzo en el mismo restaurante que yo, y tras saludarla con agrado y desvelarle la foto de la tarde, me dirigí hacia mi Corsa, que pacientemente me soporta día tras día  aguantando mi tosca o mas bien suave y profesional, porque no decirlo,  manera de conducir.

        Mañana más ...

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